El Atlante de Tula no solo es un monumento que representa la civilización tolteca, sino que también es un símbolo de la rica herencia cultural de México. Su significado trasciende el tiempo y el espacio, convirtiéndose en un referente para la identidad nacional. A medida que el estudio de este monumento avanza, se hace evidente que su interpretación seguirá evolucionando, reflejando los cambios en la percepción de la historia y la cultura en México. La iconografía de los atlantes y su simbolismo ha sido objeto de múltiples interpretaciones a lo largo de los años, lo que refleja la riqueza de la historia tolteca y su capacidad de adaptación y transformación. A través de una comprensión más profunda de su significado, se puede apreciar cómo el Atlante de Tula continúa siendo un símbolo poderoso de la identidad cultural mexicana, resonando en la memoria colectiva y en el arte contemporáneo.
Para verlas hay que tomar la carretera y, una vez en el sitio arqueológico, dirigirse hacia la Pirámide B. Luego, mirar en dirección a un templo llamado “Estrella de la mañana”, el cual fue dedicado a Quetzalcóatl, una deidad que para los toltecas representaba la dualidad de la existencia. Los Atlantes toltecas son una de las manifestaciones más emblemáticas de la cultura tolteca, destacando por su imponente presencia en diferentes sitios arqueológicos de Mesoamérica. Estas esculturas colosales representan seres humanos con cuerpos robustos y rostros impasibles, sosteniendo sobre sus hombros estructuras arquitectónicas o altares ceremoniales. Su significado es aún objeto de debate entre los especialistas, pero se cree que cumplían diversas funciones dentro de la cosmogonía tolteca.
Investigaciones como las realizadas por Eduardo Matos Moctezuma y David Carrasco han aportado valiosos conocimientos sobre la cosmovisión tolteca y su relación con otras culturas mesoamericanas. Estos estudios han puesto de manifiesto que el Atlante no solo es un elemento artístico, sino que también es un testimonio de la complejidad social y religiosa de la civilización tolteca. Además, la figura del guerrero en el arte tolteca puede ser vista en el contexto de la influencia de la cultura zapoteca y mixteca. Estas culturas también representaban guerreros con vestimenta elaborada y armamento, aunque su simbolismo y función en la sociedad variaban. La dualidad entre lo bélico y lo espiritual es un tema recurrente en Mesoamérica, y el Atlante de Tula se convierte en un puente que conecta estas diversas expresiones culturales, evidenciando las interacciones y relaciones entre las diferentes civilizaciones de la región. El descubrimiento del Atlante de Tula se remonta a las excavaciones realizadas en el siglo XIX, cuando exploradores y arqueólogos comenzaron a investigar las ruinas de la antigua ciudad tolteca.
Se trata de los Atlantes de Tula, esculturas monumentales que representan a antiguos guerreros toltecas y que se han convertido en un símbolo de identidad para la región y de admiración a nivel nacional. Estas figuras representan a guerreros toltecas ataviados con tocados, pectorales y sandalias, y portando armas como el atlatl (lanzadardos) y cuchillos. Se cree que los atlantes fungían como columnas que sostenían el techo de un templo situado en la cima de la pirámide, simbolizando el soporte del cielo por parte de estos guerreros divinos.
Arte rupestre en Argentina
La estructura culmina con unas rodilleras, y con unos cacles o sandalias, con representaciones de serpientes emplumadas en los costados. Los Atlantes de Tula son esculturas ensambladas con 4 fustes, pertenecientes al arte de la cultura tolteca, las cuales representan guerreros con coronas de plumas, que portan armas como cuchillos, flechas y lanza dardos, fueron descubiertos por el arqueólogo Jorge Acosta. Así que visitar este zona arqueológica tolteca te dejará encantado, además de los Atlantes, puedes ver la cancha del juego de pelota y un museo de sitio donde se descubre toda la historia del lugar, del yacimiento y un sinfín de datos sobre los impresionantes Atlantes de Tula. Se considera que son representaciones de Quetzalcóatl como la Estrella de la Mañana, que como sabemos no es una estrella sino más bien el planeta Venus, que poco antes del amanecer fulgura como si fuera una estrellas. Quienes los conocen de primera mano dicen que es como si estas magníficas esculturas hubieran sido edificadas para custodiar eternamente la que fuera la gran capital de la civilización tolteca.
Y en eso llegamos a la caseta para salir del lugar, eotravel la cual se encontraba muy lejos de la caseta por la cual entramos. No teníamos ni idea de como regresar al centro de Tula, por suerte, había un encargado en la salida y nos dijo por donde había que caminar para llegar al centro. La caminata fue agradable ya que había muchas mariposas, pero siempre había que cuidar que no nos saliera algún animalito no muy grato en el suelo (como una serpiente, por ejemplo). En la explicación nos cuenta que hay mucha similitud entre este y el gran juego de Chichen Itza en Yucatan, algo que no podemos corroborar ya que aun no hemos estado allá. Pero después de siglos, por fin quedaban a la vista de nosotros, el pueblo común y corriente.
Zona arqueológica de Tula, un portal a la civilización tolteca
- Los Atlantes de Tula son un conjunto de esculturas monumentales que representan una de las contribuciones artísticas más impresionantes de los toltecas.
- Los toltecas, cuyo nombre en náhuatl significa «maestros constructores», se distinguieron por sus avanzados conocimientos en arquitectura, escultura y urbanismo.
- La Pirámide B o Templo deTlahuizcalpantecuhtli es un basamento piramidal formado por varios cuerposescalonados con diversos elementos labrados.
- Este tipo de piedra era ampliamente utilizado por los toltecas debido a su disponibilidad en la región y sus propiedades adecuadas para la escultura.
La primera se refiere a la abundante presencia de agua, lo que propicia el desarrollo de ese tipo de plantas; así, Tollan se relacionaría con el río Tula y la ciénega cercanos al sitio. Con una extensión de casi 16 kilómetros cuadrados, llegó a tener alrededor de 85,000 habitantes. En las inmediaciones de la Pirámide B, se observa también el muro de las serpientes o Coatepantli. Consiste en un decorado con relieves de serpientes entrelazadas, asociadas con Quetzalcóatl, la serpiente emplumada. Para los pueblos que habitaban América antes de la llegada de los europeos, la naturaleza y sus fenómenos eran considerados dioses o manifestaciones divinas.
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Después de cruzar Tepotzotlán hay que desviar a la carretera 87 que conducirá hasta Tula. Por otro lado, se puede tomar un autobús desde la Central del Norte con destino a Tula. La llegada es al centro de la ciudad; de ahí se requieren de otros 15 minutos de taxi para llegar.
Sin embargo, mientras que los mexicas enfatizaban el sacrificio humano en sus rituales, los toltecas mostraban una cosmovisión más integrada, donde la guerra era solo un aspecto de una vida que también valoraba la sabiduría y el conocimiento. Al analizar el Atlante de Tula, es inevitable establecer comparaciones con otras culturas mesoamericanas que también produjeron esculturas monumentales y arte religioso. La cultura mexica, por ejemplo, exhibe similitudes notables en su representación de guerreros y deidades. Las esculturas mexicas, como las que se encuentran en el Templo Mayor de Tenochtitlán, también incorporan elementos de simbolismo militar y religioso, destacando la importancia de la guerra y la religión en su sociedad.
Tula Hidalgo Llavero Metalico Recuerdo Souvenir México 0236
Las ruinas de Tula abarcan aproximadamente 16 kilómetros cuadrados y albergan una serie de estructuras monumentales que reflejan la maestría arquitectónica de los toltecas. Ubicada aproximadamente a 85 kilómetros al norte de la ciudad de México, en el estado de Hidalgo, la Zona Arqueológica de Tula es un lugar donde el tiempo corre de manera muy lenta y apacible. Los fuertes vientos y el clima semiseco, propios de la región del Valle del Mezquital, sitúan a la zona en un espacio donde el cielo siempre es azul.
Su presencia imponente y su diseño detallado demuestran la habilidad artística y técnica de los antiguos constructores, y su influencia en la arquitectura de la región perdura hasta nuestros días. Además del recorrido por las estructuras principales, los visitantes pueden explorar el museo de sitio, realizar visitas guiadas y conocer más sobre la historia y cultura tolteca a través de exposiciones interactivas. Tula fue la capital de la civilización tolteca, una de las culturas más influyentes del período Posclásico mesoamericano. Su influencia fue determinante en el desarrollo de otras civilizaciones, como la mexica.